Historia del líquido anticongelante
El anticongelante es un
aditivo que se puede usar para que baje el punto de congelación, y también
aumente el punto de ebullición, de cualquier líquido a base de agua. Por
ejemplo, en la industria automotriz, el anticongelante, también conocido como
‘antifreeze’, consiste en una mezcla de etilenglicol y agua que evita que el
motor sufra congelación, expuesto a bajas temperaturas.
Si no se utilizara
anticongelante, y el agua se congelara en el motor, se crearía una masa interna
masiva, que le causaría daños severos al responsable al corazón del vehículo.
Del mismo modo, un motor sobrecalentado puede ocasionar daños costosos y en
algunos casos, irreversibles.
Los anticongelantes
pueden fabricarse a partir de cuatro principales agentes mezclados con agua:
Metanol, glicerol, etilenglicol y propilenglicol. Cada uno de ellos tiene
ventajas y desventajas, dependiendo del uso al que vayan a destinarse.
Por ejemplo, el
metanol, un líquido tóxico altamente combustible, se utiliza en el líquido
limpiaparabrisas y el deshielo del vehículo.
El glicerol o glicerina
no es tóxico, y es capaz de soportar temperaturas más altas que sus
contrapartes. De hecho, fue el primer anticongelante utilizado en motores de
automóviles.
Etilenglicol, es el
anticongelante de uso automotriz más común en la actualidad, aunque resulta
tóxico. Se trata de la mejor opción para proteger motores de ambos extremos;
temperaturas frías y temperaturas calientes, gracias a sus características de
transferencia de calor.
Propilenglicol: Es
menos tóxico que el etilenglicol, pero debe usarse en grandes cantidades para
lograr su propósito. Es ideal para la industria alimentaria, ya que resulta
menos peligroso que los anteriores.
Historia del anticongelante
El químico francés Charles
Adolphe Wurtz, descubrió el etilenglicol a fines de la década de 1850, pero no
encontraba ningún uso para él. Alrededor de cincuenta años después, se descubrió
que el etilenglicol era un excelente refrigerante, y también se utilizó como
reemplazo del glicerol en explosivos durante la Primera Guerra Mundial.
La primera vez que se
comercializó esta sustancia ocurrió en 1917, con el propósito de fabricar
dinamita.
Después de la guerra,
se fabricó a gran escala para refrigerantes de motores y fue revolucionario en
la expansión de las industrias automotriz y de aviación.
Increíblemente, en el
año 2014, científicos anunciaron que habían descubierto a cinco familias de la
Antártida vivienda ahí, gracias a su producción de proteínas anticongelantes,
que les permitían vivir en el Océano Austral.
Actualmente se debate
acerca de que el glicerol podría ser una alternativa al etilenglicol en un
futuro no muy lejano, debido a dos principales características: No es tóxico y
sus avanzadas técnicas de producción están logrando la fabricación de
anticongelantes de buena calidad, a precios más accesibles.
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