¿Cómo se encuentra la industria textil mexicana?
Cuando entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte o TLCAN en 1994, el comercio mundial se conmocionó, debido a los cambios que éste implicó para el panorama industrial en general.
Las restricciones, estipulaciones e incentivos previstos en el nuevo acuerdo comercial rápidamente hicieron de México una opción de fabricación atractiva y rentable para los países sus socios, Estados Unidos y Canadá, lo cual tuvo como consecuencia un aumento en el interés extranjero por instalarse en este país, revitalizando la economía mexicana.
Ahora, con la ratificación del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA o TMEC), México se posiciona en el sitio adecuado para crecer, asumiendo gran parte de la participación que China solía hasta hace poco tener en el mercado de la manufactura, particularmente en la industria textil.
México se convierte en una opción atractiva para los textileros tras la entrada en vigor del nuevo tratado. En el 2013 en este país la industria textil era el cuarto sector manufacturero más grande, detrás de la automotriz, dispositivos médicos y aviones, concentrando sus operaciones en la Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Jalisco, Puebla, San Luis Potosí y Tlaxcala.
En ese período, las empresas de fabricación de textiles representaron casi el 4.7% del PIB manufacturero de México y emplearon a más de 415,000 trabajadores mexicanos. Y mientras que los textiles de México estaban prosperando, dos décadas después del TLCAN, parecían caer en un estancamiento.
El TMEC vino a cambiar este escenario, actuando como una inyección de refuerzo para este sector de manufactura. Cuando la administración de Donald Trump, Presidente de Estados Unidos, inició las discusiones iniciales para el tratado, uno de sus objetivos declarados fue arrebatar el control de China sobre el mercado de textiles y prendas de vestir e integrar aún más la producción de textiles entre EUA, Canadá y México, argumentando la búsqueda de mejorar las oportunidades competitivas para las exportaciones de productos textiles y de confección fabricados en América.
Dado que este era uno de los objetivos principales, el acuerdo comercial mantuvo y aclaró la regla de origen del TLCAN, que permitía que los textiles y prendas de vestir procedentes de esos países se importaran libres de impuestos.
Desde la ratificación del nuevo proyecto de ley comercial, requisitos como este han hecho de China una opción cada vez menos atractiva para las empresas de confección en comparación con México.
Esto ha generado una diáspora de empresas estadounidenses que huyen de China privilegiando su establecimiento en espacios más verdes y la proximidad con su país.
Consecuentemente, las importaciones y exportaciones mexicanas de textiles han experimentado aumentos notables en los últimos dos años, con proyecciones que esperan que los aumentos continúen en los años venideros.
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