¿Cómo afecta el frío en la viscosidad de mi lubricante industrial?
Todos los líquidos se ven afectados a medida que cambia la temperatura a la que se encuentran expuestos. Generalmente, a medida que aumenta la temperatura el líquido disminuye su viscosidad y se vuelve más fácil de verter. Pero, ¿aplica esto para la viscosidad de los lubricantes?
La viscosidad es una medida de la resistencia de un lubricante al flujo. Se trata de un factor que juega un papel central en el régimen de lubricación que se encuentra en el elemento de la máquina: cuanto mayor es la viscosidad, más gruesa es la película de aceite que separa las superficies para que no se toquen entre sí.
Es un hecho que la temperatura influye en la viscosidad. Las características de temperatura-viscosidad de los aceites y/o grasas lubricantes es uno de los determinantes importantes para su desempeño al interior de los sistemas mecánicos.
La viscosidad del aceite a menudo disminuye rápidamente con respecto al aumento de temperatura. La pérdida de viscosidad de los lubricantes puede provocar graves problemas de rendimiento de los sistemas mecánicos en aplicaciones industriales y de transporte.
En ambientes bajo cero, los lubricantes tienden a volverse más espesos, sumando resistencia al movimiento de los elementos. Un lubricante así de espeso es tan dañino como uno extremadamente fino, ya que sus consecuencias pueden ser catastróficas para el funcionamiento del equipo. Por lo tanto, es de gran importancia prestar atención a las características de temperatura-viscosidad de los lubricantes para asegurar el rendimiento esperado en el sistema en el que habrán de suministrarse.
Si bien, absolutamente todas las máquinas y equipo de trabajo poseen un límite natural de alcance en su funcionamiento, durante las estaciones de otoño e invierno, la mayoría de ellas se ven expuestas a condiciones de temperaturas extremadamente bajas, lo cual contribuye a que alcancen los límites operativos señalados por el fabricante, por ejemplo, durante su arranque.
Tras haber permanecido inactivas durante algunas horas, las máquinas deben ponerse en marcha literalmente en frío. Si no cuentan con el abastecimiento del lubricante adecuado, un aceite inadecuado se solidificará al interior de su cuerpo, impidiéndole fluir, y al carecer de lubricación, automáticamente incrementa las posibilidades de sufrir alto desgaste por el contacto entre los metales, lo cual casi seguramente se traducirá en fallas y averías tempranas.
Si bien, los lubricantes convencionales se formulan con la capacidad de soportar temperaturas frías, incluso de hasta -10 grados centígrados, cuando se exponen a -20 grados la mayoría de ellos se convierten en un peligro para la maquinaria, alcanzando su punto de fluidez. Es a partir de esos -20 grados cuando podemos hablar de temperaturas extremas, las cuales exigen el abastecimiento de lubricantes especializados en bajas temperaturas.
Un excelente ejemplo de ellos son los aceites sintéticos de tipo polialfaolefina o PAO. Clasificados como los mejores para enfrentar temperaturas frías extremas, incluso inferiores a los -20 grados centígrados, los PAOS llegan a poseer puntos de fluidez incluso de hasta -50 grados, gracias a que su formulación está libre de cera que los aceites minerales refinados sí poseen.
Para evaluar el desempeño del aceite en frío, se pueden utilizar varios métodos, incluyendo pruebas para el punto de fluidez, torque a baja temperatura y presión de flujo para grasas. Por otra parte, aunque la adecuada selección del lubricante siempre será de gran importancia, algunas otras medidas que puedes tomar para resolver los problemas de temperatura fría son la instalación de calentadores de ambiente, líneas de alimentación de mayor diámetro, menos restricciones en las tuberías en los sistemas de circulación, cambios en los métodos de aplicación, por mencionar algunos ejemplos.
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