La modernización de la industria textil

 

Cuando hablamos de modernización, nos referimos a un proceso continuo, e incluso paulatino, en el que las condiciones del entorno mejoran y se eficientan debido a la implementación de las herramientas, procesos y técnicas de trabajo, descubiertas o creadas gracias al esfuerzo de investigadores y desarrolladores. 

En la industria, la modernización es una constante, que se refleja en los esfuerzos por suplir la maquinaria y los procesos de fabricación por otros cada vez más productivos y eficientes. 

A lo largo de la historia, se ha comprobado que la modernización es una experiencia que, si se implementa de manera sistemática, es capaz de asegurar y sostener el crecimiento de una industria a largo plazo. 

El ámbito textil no ha sido la excepción; de hecho, la modernización es necesaria para aumentar la producción, reducir el costo de producción, racionalizar la mano de obra, y reducir costos de mantenimiento y de energía por unidad de producción. 

La distribución geográfica de la producción en la industria de textiles, de prendas de vestir y calzado ha cambiado drásticamente en los últimos 30 años, teniendo como resultado pérdidas considerables de empleo en Europa y América del Norte y ganancias importantes en Asia y otras partes del mundo en desarrollo. 

Esta tendencia ha estado acompañada de un cambio paralelo de la producción del sector formal al informal en muchos países, con consecuencias generalmente negativas sobre los niveles salariales y las condiciones de trabajo. Sin embargo, el impacto de la globalización en la industria ha conducido a una ganancia neta en el nivel de empleo mundial. 

Actualmente, la moda y la demanda de algunas fibras sintéticas y telas compuestas, impulsada principalmente por la mercadotecnia y el auge de diseños innovadores, empujan el crecimiento de la industria textil, colocándola entre las industrias consolidadas y con mejores pronósticos, ya que mientras al cierre del 2019 se calculó un valor estimado de 961 mil millones de dólares americanos para esta industria, las proyecciones indican que podría crecer un 4.3% más hacia finales del 2027. 

De ahora a entonces, para hacerlo posible, los países en vías de desarrollo como México juegan un papel fundamental, pues sería gracias al incremento en el poder adquisitivo de las familias, que les permitiría destinar mayor presupuesto a la compra de prendas de vestir, así como al desarrollo de quienes se dedican a explotar materias primas y producir los materiales que la industria textil demanda, que dicha estimación podría convertirse en una realidad. 

Por otra parte, el auge de los materiales sintéticos en las industrias textil y de la moda, está facilitando asegurar la producción sin sobre explotar los recursos naturales necesarios para obtener materiales naturales; sin embargo, ahora se sostiene un debate sobre el impacto ecológico de producción y uso de las telas sintéticas, y cómo evitar que su utilización resulte perjudicial para el medio ambiente. 

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