Por qué los aceites solubles generan malos olores.




El mal olor de las emulsiones en uso, en los sistemas de refrigeración de infinidad de operaciones de corte y formado de metales, es resultado de un muy complejo y variado mecanismo producido por la microbiología existente en ellos.

Las bacterias y hongos son los dos grupos principales de microrganismos típicamente encontrados en los sistemas de maquinado de metales que utilizan como refrigerante los llamados aceites solubles (minerales, semisintéticos e incluso sintéticos).

La mayoría de los sistemas de maquinado de metales presentan el ambiente perfecto (humedad, calor y alimento) para que los microorganismos presentes lleven a cabo los procesos de degradación de las emulsiones de nuestro fluido de maquinado. Esto origina una serie de efectos en el desempeño y cambios en las características originales, siendo uno de ellos la presencia de olor desagradable u ofensivo muy evidente.

Se pueden mencionar dos principales causas por la que la emulsión presenta olor:

I) Paro de fin de semana:

El típico olor a “huevo podrido” que se presenta el lunes por la mañana al arrancar las bombas de recirculación de la emulsión de aceite soluble se debe a la acumulación los compuestos orgánicos volátiles (entre ellos el sulfuro de hidrógeno y el metil mercaptano) producidos por el metabolismo normal de los microrganismos presentes. En condiciones normales de operación, la emulsión se mantiene bien oxigenada y es justamente el oxígeno quien neutraliza los compuestos mal olientes. Pero en periodos de paro, la misma actividad microbiana y las partículas fierro (muy comunes en estos sistemas) elimina el oxígeno disponible en el fluido; es entonces que las bacterias del tipo anaeróbicas comienzan su proliferación.


II) Liberación de amoniaco:

La liberación de amoniaco desde la emulsión se produce cuando los microrganismos reaccionan con compuestos de la familia de las aminas produciéndose un carboxilato y liberando amoníaco.


Nuevamente, la presencia de altas concentraciones de fierro disuelto favorece dicha reacción.


La mejor manera de minimizar las causas que provocan el mal olor es establecer un buen control de:

  • La concentración de la emulsión.
  • El pH de la emulsión.
  • La concentración de los microrganismos.
  • La remoción de aceite de contaminación (aceite de lubricación).
  • La remoción de virutas.


Un proveedor de lubricantes debe ofrecer un programa de cuidado de solubles con el fin de evitar éste y otros problemas que surgen debido a la falta de conocimiento dentro del manejo de este tipo de productos.


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